En la vida muchas veces pasaremos por procesos, pruebas y momentos difíciles que dependiendo de cómo decidamos enfrentarlos, Dios los puede utilizar para hacernos crecer, madurar, y fortalecer nuestra fe.
Así como el gusano se vuelve una hermosa mariposa, así nosotras las mujeres podemos experimentar una preciosa transformación interna que nos lleva a abrir nuestras alas y volar hacia el propósito con el que fuimos creadas.
La transformación siempre duele, pero de ella emerge nuestras formas más maravillosas. A través de ella, Dios nos muestra los planes maravilloso y extraordinarios que Él tiene para nosotras que somos sus hijas.
Al final la mariposa, pese a todas las crisis, es capaz de desplegar sus alas y moverse con gracia. De la misma manera, Dios espera que al finalizar nuestra transformación alcancemos nuestro máximo potencial, desarrollemos nuestros dones y talentos, y seamos un agente de bendición y de cambio en el mundo.
Sea cual sea tu proceso, déjate arropar por el amor y la gracia de Dios. Déjate transformar por Él y con el tiempo verás como tu versión extraordinaria aparecerá, llena de gracia y belleza interior.
Enfrenta tus retos con valentía, recordando que todo es temporal, que Dios te dará la victoria y que al final, podrás RENACER PARA BRILLAR y comenzar a vivir con la plenitud y el gozo que nunca antes habías tenído.